viernes, 27 de marzo de 2015

Pitos, himno, rivalidad y por si lo habían olvidado, un partido de fútbol.



A pesar de que aún resta más de un mes para la disputa de la final copera que se jugará el 30 mayo en Barcelona en la que se enfrentarán FC Barcelona y Athletic de Bilbao, ya se han escrito ríos de tinta sobre la misma.
Pero nadie ha hablado de fútbol.


Propondré un sencillo experimento.
Responda a esta pregunta:  ¿ Contra quién juega el Barça y el Athletic el partido liguero previo antes de la final de copa ?
Seguro que muchos aficionados desconocen la respuesta a esta pregunta. 

Así que iremos a otra. ¿ Hay algún jugador de renombre en alguno de los dos equipos que fruto de una sanción  no pueda disputar la final de Barcelona ?

¿ Qué portero sacará de inicio cada conjunto ? 
¿ Qué número de trofeo copero haría en la vitrina de cada club  si se consiguiese la copa de 2015 ?

Increíble, ¿ verdad ? Horas y horas de televisión en torno al mismo tema y casi nadie puede responder a estas preguntas.

La respuesta a la ignorancia ante estas cuestiones se obtiene al encender la tv y ver que la atención mediática se centra en cualquier cosa menos en el fútbol.

Y es una pena.
Se enfrenta uno de los mejores equipos de la historia del fútbol contra uno de los equipos con mayor solera del fútbol español.
El mejor escenario para tal magnífico choque podría ser Madrid. Buenas comunicaciones, una distancia bastante pareja para vascos y catalanes y poder jugar en uno de los mejores estadios del continente, el Santiago Bernabéu.

Como aficionado al fútbol, un Barça - Athletic en el Bernabéu me parece un plan perfecto para concluir un día.

Sin embargo, tal situación no se va producir, pues el club blanco ha decidido no ofrecer su estadio para la final copera.

Para muchos culés esto constituye  una falta de respeto y señorío por parte del club de Chamartín.
Para los merengues una manera de defender lo suyo y evitar la posibilidad de ver como en su propio hogar el Barça levanta un título.

Ambas posturas son respetables, pero en el fondo, ninguna está basada en el respeto.

Es natural que cada vez que pierda su equipo más de uno tenga que aguantar chistes y chascarrillos, que cada vez que te presenten  a una persona aficionada del equipo rival ( " Cuidado con éste que es del Madrid " ) se lance alguna puya y que en definitiva se busque con ingenio la manera de" chinchar " al contrario.

Es obvio que el fútbol está plagado de momentos así, de hecho es la comúnmente denominada "salsa del fútbol ".

Pero volviendo a la cuestión del respeto, la salsa futbolera debe estar por debajo del deporte,  de la competición y del rival.

Madrid y Barça son mucho más que anti culés y anti merengues. Son mucho más que la prensa deportiva de Cataluña y de Madrid. Son mucho más que una mera institución deportiva.

Pero sus actuales dirigentes y buena parte de su hinchada desconocen que ser aficionado implica también un importante grado de deportividad y responsabilidad.

Pero el respeto se perdió hace mucho de los terrenos de juego. 
Así que cuando el árbitro decretó el final del encuentro entre FC Barcelona y Villareal que suponía una plaza para el Barça en la final copera se abrieron todos los frentes culés.

A la prensa catalana y al club culé le importó poco que minutos después comenzase la segunda semifinal de copa entre Espanyol y Athletic.
Lo importante era que tenían un poderoso ariete para golpear las puertas del Madrid.
Miedo de ver al Barça ganar en la capital, canguelo, dodotis, capacidad del estadio...Argumentos y argumentos para desestabilizar al rival.

En Madrid mientras tanto se encendieron todas las alarmas. Y se activó el plan de excusas ante la posible final:
Miedo a que los aficionados culés pudieran destrozar las instalaciones del estadio blanco, eventuales obras, negatividad del club culé a ofrecer antaño su estadio ( final de 2004 ).

Todo esto ha conducido a una guerra entre clubes, prensa y aficionados en la que se puede concluir que España, como su fútbol, es un país aborregado. 

Ya que para que un español sea feliz sólo necesita una cosa: Que su vecino piense que él es feliz.
Y para que un aficionado al fútbol español sea feliz, sólo necesita una cosa: Que su rival sea infeliz.

Así por tanto parece que el hecho de que el Barça jugase la final en el Bernabéu suponía ya un triunfo para el club culé.
Y digo yo, ¿ no debería el Barça preocuparse más por medirse ante un gran equipo como el Athletic que en "tocar los bemoles" al Real Madrid ?

Porque esa conducta provoca que el Madrid, cual chiquillo, se niegue a ceder su estadio para tal evento.

Es difícil saber perder y dice mucho de quién sabe hacerlo. Pero yo creo que lo realmente complicado es saber ganar. Saber tras la lógica euforia inicial dar la mano al vencido y reconocer su mérito.

En España eso no lo sabemos hacer. Así que los medios están más pendientes de encontrar la cara polémica que la cara deportiva. Eso ha calado poco a poco en el aficionado hasta el punto de afectar a su personalidad y por qué no decirlo, hasta generarle un complejo, que acaba tristemente cuando uno observa que hay personas más pendientes de la vida de otro que de la suya propia. Y en este caso más pendientes de como alardear al rival que de preocuparse por su club en sí.

Por tanto en can Barça están más pendientes de las polémicas y de la chulería que se puedan gastar si ganan, que de la final en sí. 
Y en Madrid estaban más preocupados de lo qué pudiera pasar y del " cachondeíto " que tuvieran que aguantar. Por lo que han quedado satisfechos al ver como la final se va a Barcelona previa "peineta" del club blanco a Athletic y Barça.   

Como no se habla de fútbol, la polémica se ha alargado alcanzando el aspecto social y político.

El fútbol ha tenido algunas malas ideas desde sus inicios, como cualquier hijo de vecino.
Pero si ha habido una mala idea, una mala de narices, es dejar que la política entre dentro del aspecto deportivo ( de hecho yo abogo porque la competición se llamase " Copa de España " ). 

Bajo mi punto de vista, la política es como un pila de botón, todo lo que entra en contacto con ella queda automáticamente contaminado.

Centrándonos en la final copera, la polémica política gira en torno a los silbidos que pudieran hacerse durante las notas del himno nacional.

No seré yo quién se pronuncie si son correctos o no, si obedecen o no a un ejercicio de libertad  de expresión o la intención que tengan.

Lo que tengo claro es que no son algo futbolístico. Y no debe utilizarse un deporte y una competición con otros fines. Finales de copa ha habido muchas ( de hecho una de las más recordadas fue un Athletic - Barça ) y en ellas el himno ha formado sencillamente parte de un protocolo. 

De hecho, tiempo atrás de estas polémicas, era más probable que durante la interpretación del himno, a dos o  tres minutos antes del comienzo del partido, el aficionado de turno estuviera en el pasillo de su casa trayendo viajes de cervezas y aperitivos para ver el encuentro en vez de escuchar de manera solemne el himno ( y el que lo haga es libre de  hacerlo ).

Si años atrás  ningún medio se hubiera hecho eco de la eventual polémica del himno, sencillamente nos sentaríamos en el sofá y diríamos "Ah el himno. Ah claro será por el rey que está en el palco, bueno a ver si dan las alineaciones, tú tío trae unos cacahuetes y una birra y estírate".

Perdón por ser tan coloquial. 

Pero buceen en su memoria en todas las finales que han visto. Muchas de ellas jugadas por Athletic y Barcelona, ya que no en vano son los equipos que más han levantado esta competición. ¿ Recuerdan un follón semejante por el himno ?

Era algo protocolario y anecdótico. Nada más.
Hasta que a los medios ( mucho antes que a los aficionados ) les dio por sugerir la posibilidad de lo que pudiera ocurrir durante el himno y a comenzar a darle bombo.

Por eso duele ver cómo algo, hasta cierto punto trivial para un partido de fútbol, es utilizado para esgrimir que tal equipo no pise mi estadio o para manifestar la identidad de un pueblo.

Como si vascos y catalanes no tuvieran problemas más graves e importantes que decidir si pitan o no un himno.
O como si lo importante en una final de copa fuera el himno.

Pero esto es ahora el fútbol. O mejor dicho la visión que los medios hacen del fútbol.
La competición queda empequeñecida en pos de la polémica.
El sacar pecho al rival es más importante que la victoria en sí.
La alta audiencia debe ser aprovechada para publicitar actos propios.
Los palcos están llenos de políticos y banqueros que no tienen ni puta idea de fútbol.
Y el deporte que tanto ha unido es utilizado ahora para dividir.

Y es que somos de los pocos lugares en los que la prensa deportiva está más pendiente de lo extra deportivo que de lo deportivo. 



    




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