En el último partido de
clasificación para el Mundial de USA 94, jugado en el Parque de los
Príncipes de París, Francia caía ante Bulgaria merced a un gol de
Kostadinov en el último minuto que suponía que los franceses no estarían en el Mundial.
Sólo diez años atrás
Francia había sido la campeona de Europa ( en su propio país al
vencer a España en la famosa final del fallo de Arconada) y había
firmado muy buenas actuaciones en los mundiales de España' 82 y
México' 86.
Ahora tocaba aceptar que
la mejor generación del fútbol francés de la historia: los Luis
Fernández, Amorós, Bats, Rocheteau, Tigana, Giresse y sobre todo Michel
Platini, no eran más que un recuerdo del pasado y afrontar que el siguiente anfitrión en una cita mundialista ( 1998 ) no iba a estar presente en el anterior
mundial de USA 94.
La federación francesa
reaccionó. No olvidaban que la última gran cita futbolística
celebrada en terreno patrio había concluido con el triunfo francés
en la Eurocopa de 1984, a la postre su único gran título.
Era necesario crear un
equipo fuerte y capaz de levantar la copa del mundo en casa.